EL ARREBATAMIENTO DE LA IGLESIA ES PREVIO AL DÍA DEL SEÑOR

2 Ts. 2: 1,2) “Pero con respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo, y nuestra reunión con él, os rogamos, hermanos, que no os dejéis mover fácilmente de vuestro modo de pensar, ni os conturbéis, ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como si fuera nuestra, en el sentido de que el día del Señor HA LLEGADO”

1. El error que habían creído los de Tesalónica

Los tesalonicenses estaban muy perturbados porque habían esperado que el Arrebatamiento y consecuente reunión con el Señor (1 Ts. 4:15-18), hubiera tenido lugar antes del “día del Señor”. Creían que iban a ser llevados a la gloria del Cielo, y no dejados en la tierra para sufrir la persecución y la ira divina, porque Pablo les había enseñado
previamente que no estarían presentes en el “día del Señor” (1 Ts. 5: 2-5; Ap.3:10).
Lo que ocurrió es que ellos se confundieron viendo la persecución que se había desatado contra ellos, y creyeron que ya estaban justo en medio del “día del Señor”.
Ese error fue reforzado por algunos mensajes que recibieron, los cuales les anunciaban erróneamente de que estaban en el “día del Señor”.
Insistimos en este punto. Los de Tesalónica creían, así como hay que creer, que el Arrebatamiento es anterior a los días de juicio, de los cuales hablaré también.

2. Entendiendo sobre el modismo el “Día del Señor”

Existen diecinueve usos claros acerca del modismo “el Día del Señor” en el AT, y cuatro en el NT (ver Hchs. 2:20; 2 Ts.2:2; 2 P. 3:10). Los profetas del AT escribieron acerca del “Día del Señor” para describir juicios históricos próximos (Is.13:6-22; Ez. 30:2-19; Jl. 1:15; Am. 5: 18-20; Sof 1: 14-18), o juicios escatológicos y divinos lejanos (Jl. 2:30-32; 3:14; Zac. 14:1; Mal. 4:1,5).
En seis ocasiones y más, se califica como un “día grande”, y “terrible”, y cuatro veces como “el día de la venganza”. El NT lo llama un día de “ira”, “el día de la visitación”, y “aquel gran día del Dios Todopoderoso” (Ap. 16:14). Así que se trata de juicios aterradores y justos por parte de Dios (Jl. 2:30, 31; 2 Ts. 1:7-10), todos por causa y contra la gran pecaminosidad del mundo, por el dar la espalda a los mandamientos de Dios (anomia) (ver Mt. 24:12).
El “Día del Señor” futuro que desatará por completo la ira de Dios, tendrá lugar en dos periodos: 1) al final de la Tribulación de siete años (Ap. 19:11-21), y 2) al final del Milenio. Ambos “días” están separados por mil años literales, y Pedro se refiere al final de los Mil años, en conexión con el “Día del Señor”, al final de los tiempos (2 P. 3:10; Ap. 20:7-15).

3. La apostasía

(Vv. 3-5) “Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, 4 el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios. 5 ¿No os acordáis que cuando yo estaba todavía con vosotros, os decía esto?”:

Es lógico que Pablo les enseñara de este modo, me explico. El “Día del Señor” no puede venir hasta que suceda la apostasía. De hecho, por causa de esta apostasía, viene el juicio de Dios contra esta humanidad que ha renegado de los principios judeo cristianos.
Siempre ha habido apostasía, pero la que va a haber cuando se todo apunte hacia el levantamiento de la Bestia Anticristo, será atroz. En términos de lo que comúnmente llamamos iglesia, habrá una deserción y rebelión sin precedentes en la historia, como culmen del “misterio de la iniquidad” (V. 7). De los millones de cristianos profesantes que existen, una enorme masa de ellos apostatarán visiblemente, yendo en pos del Falso Profeta (Ap. 13:11), y consecuentemente cayendo en manos de la primera bestia, llamado también el “Inicuo”. Todos ellos, jamás nacieron de nuevo.
Cuando esto ocurra, la Iglesia verdadera no estará aquí.
(V.5) “¿No os acordáis que cuando yo estaba todavía con vosotros, os decía esto?”:
Pablo les había enseñado a los de Tesalónica en numerosas ocasiones, los detalles de los planes futuros de Dios. En este instante les recordaba las cosas que demostraban cuán equivocados estaban los falsos maestros en cuanto al “día del Señor”. El apóstol les había dicho antes que la aparición manifiesta del Anticristo, antecede al “día del Señor”, y como aún no había surgido ese hombre hijo de Satanás, era imposible que ya estuvieran en el tiempo de los juicios finales, o “día del Señor”.
Vemos los acontecimientos hasta este punto:
No vendrá el “día del Señor” antes de la apostasía, la manifestación del “hombre de pecado” o “hijo de perdición”, llamado también la Bestia Anticristo.

4. Lo que hace que todavía no se manifieste la Bestia (aunque queda ya poco)

(Vv.6-9) Y ahora vosotros sabéis lo que lo detiene, a fin de que a su debido tiempo se manifieste. Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio. Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida; inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos”

Los tesalonicenses sabían que era lo que detenía la aparición del hijo de perdición, por eso Pablo no lo repite, pero, ¿podemos nosotros saberlo? Pienso que sí.
Algunos han sugerido que lo que detiene la manifestación del Inicuo son varias cosas:
A) El gobierno de los hombres; B) la predicación del Evangelio; C) Satanás atado; D) la Iglesia; E) los ángeles de Dios; F) el ministerio de guerra de Miguel el arcángel. Etc.
¿Qué puede estar sujetando el poder del maligno hasta el punto descrito en la Palabra? El mismo poder que hace que la Iglesia pueda ser Iglesia en este mundo, cumpliéndose la premisa: “Sabemos que somos de Dios (la Iglesia), y el mundo entero está bajo el maligno” (1 Juan 5:19)
Ese poder del Espíritu Santo que descendió de los cielos en Hchs 2 y que potenció que la Iglesia lo fuera: “…recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo…” (Hchs.1:8). Esa manifestación poderosa del Espíritu Santo, será de nuevo recibida en los cielos, al tiempo que la Iglesia abandona este mundo, ya que la Iglesia no es Iglesia sin el poder del Espíritu Santo, el cual llena a todo creyente verdadero.
Esto es lo que frena el misterio de la iniquidad (v.7), y hace que todavía no se manifieste la apostasía como lo hará, levantándose entonces la Bestia Falso Profeta, y la Bestia Anticristo.
Concluimos diciendo que mientras la Iglesia esté en este mundo, y como está, por el poder del Espíritu, hace que la anomia o maldad no sea total, ¡imaginemos cuando no esté!


Por el pastor© Miguel Rosell Carrillo

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